El 2015 es el Año Internacional de la Luz y las Tecnologías Ópticas ,
declarado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) con el fin
de que el mundo hable sobre su importancia desde los más distintos
puntos de vista para centrarse en logros científicos y en sus
utilidades.
La idea partió de un consorcio de organismos científicos, reunidos
para proponer a la ONU su apoyo con el fin de conseguir una máxima
proyección internacional, y a la postre se ha logrado la participación de
un sinfín de países y organismos, globalizando su temática y al tiempo
diversificando el tratamiento de los temas. Entre otros actores,
participarán sociedades científicas, instituciones educativas,
tecnológicas, empresas, ONGs, y también se busca que lo haga la ciudadanía.
Por un mundo más sostenible
Este Año Internacional se centra en descubrimientos científicos y en sus aplicaciones, entre otras la energía solar, un aspecto que la ONU considera clave para contribuir a un desarrollo sostenible.
Al margen de su mayor o menor aplicación, son numerosas las soluciones tecnológicas que ofrecen soluciones a problemas tan críticos como la energía o la agricultura, además de la salud o la educación, pongamos por caso.
En este sentido, el presidente del Comité Directivo del AIL 2015, John Dudley, señala que este año dedicado a la luz es una gran oportunidad para
concienciar a la opinión pública, “a los políticos del mundo y a los
organismos internacionales acerca de las posibilidades de resolución de problemas con las tecnologías de la luz”.
En concreto, Dudley menciona la Fotónica como una ciencia que puede darnos grandes alegrías en cuestiones tan graves y delicadas como la energía, el cambio climático y el desarrollo sostenible, además de avances en salud o comunicaciones, entre otros.
El gran desafío de las soluciones que busquen minimizar la
contaminación y el despilfarro enegético habrán de conjugar un mínimo
consumo de energía con un menor impacto ambiental a
nivel de emisiones y de contaminación lumínica. En este sentido, las
energías eólica o solar apuestan por un mundo más verde, si bien una
iluminación nocturna más ecológica supone dejar que la
naturaleza también tenga su presencia. En este caso, sería importante
poder ver un cielo estrellado también tiene su importancia, con lo que
se impone una nueva visión del diseño o construcción del paisaje.
Además de crear conciencia sobre este tipo de avances y retos, se pretende mejorar la educación
difundiendo el estudio de la luz en toda su dimensión, desde su
utilidad para entender el Universo o el el mundo subatómico hasta
intentar entender por qué hay vida en la Tierra. Sus organizadores subrayan que se trata de un estudio muy antiguo, que no conoce fronteras y nos incumbre a todos.
Mejorar la vida de los más necesitados
Una divulgación científica sobre su naturaleza y aplicaciones, y también artística,
pues están llamados a participar artistas, literatos y analistas
sociales de muy distintas disciplinas. Sin embargo, la preocupación
principal de sus organizadores es “transformar la vida de la gente en países en desarrollo”, dice Dudley.
El científico señala como ejemplo el proyecto Study after Sunset, que
busca conseguir que los jóvenes pueden estudiar gracias el uso de luces solares LED en zonas donde no hay acceso a la electricidad.
Tras la ceremonia de inauguración que tuvo lugar el 19 y 20 de enero
en la sede de la Unesco en París, de carácter científico, sobre todo, se
espera conocer los eventos que irán celebrándose a lo largo del año en
distintas partes del mundo. Aunque los festivales de luz y
experimentos divulgativos (entre otros, medición de la polución del
aire con smartphones y otros dispositivos móviles) serán el principal
reclamo a nivel mediático, se espera sumar un gran número de eventos organizados de forma coordinada a iniciativa de participantes que se animen a poner su granito de arena.
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