miércoles, 4 de marzo de 2015

La oportunidad para lograr una mayor protección del Ártico


Los representantes gubernamentales europeos, que acuden esta semana a la reunión del Comité de Biodiversidad del Convenio OSPAR en Cork (Irlanda), tienen la oportunidad de avanzar hacia la urgente protección que necesita el Ártico. Y los delegados de OSPAR son ya expertos en la adopción de medidas progresistas y decididas en materia de protección medioambiental.


 
El Convenio OSPAR (que tomó su nombre de los Convenios de Oslo y PARís) es el instrumento legislativo para la protección del medioambiente marino del Atlántico Nordeste. Es la única Convención regional que puede establecer un área marina protegida (AMP) en parte de las aguas internacionales de la zona central del Océano Ártico, de acuerdo con la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (UNCLOS, en sus siglas en inglés).
 
De hecho, si se avanza en la declaración de la AMP propuesta para el Ártico, no será la primera vez que OSPAR haya utilizado este mandato específico de proteger áreas bajo la influencia de la Convención en zonas más allá de la jurisdicción nacional. El AMP Charlie-Gibbs y otras seis AMP, establecidas por OSPAR en 2010 y 2012 para proteger las cualidades naturales únicas asociadas a la Dorsal Mesoatlántica, fueron el primer conjunto de áreas de conservación establecido en aguas internacionales en el Atlántico Norte y la primera red mundial de AMP de alta mar.
 
Las aguas heladas del Ártico pueden ser la siguiente AMP. En 2014, WWF denominó "hielo Ártico en alta mar” y elaboró el razonamiento científico para la protección de la AMP que ha de designar la Comisión OSPAR y que corresponde a las aguas cubiertas permanentemente (hasta la fecha) bajo el hielo de la cuenca del Ártico Central. El Convenio sobre la Diversidad Biológica ya ha reconocido que esta zona cumple el criterio científico para ser área marina de importancia ecológica o biológica (EBSA, en su siglas en inglés). Aunque representa sólo una parte del hábitat glacial del Ártico incluido en la zona OSPAR y del conjunto del mar de hielo ‘permanente’ del Ártico, la protección de esta zona significaría un paso decisivo para que los países miembros de OSPAR cumpliesen con sus obligaciones relativas a la protección del medio ambiente marino.
 
El próximo paso para la declaración de esta zona como área protegida es precisamente la reunión del Comité de Biodiversidad que tiene lugar en Cork desde este lunes. La protección del Ártico y de sus ecosistemas no es sólo algo de cara a la galería. Las aguas heladas del alto Ártico permiten la existencia de hábitats únicos vinculados con la diversidad de características de la banquisa, incluyendo a diversas especies animales ya amenazadas o en peligro de extinción. Lamentablemente, las predicciones de alteraciones sobre el hielo debido al cambio climático indican que el volumen total de mar helado seguirá reduciéndose durante las próximas décadas. Los gobiernos han de llevar a cabo las acciones urgentes necesarias para abordar el cambio climático en otros tratados y convenios. Y ahora, bajo el Convenio OSPAR, tienen la oportunidad así como la responsabilidad, de establecer aquellas medidas que ayuden a proteger hábitats y especies de otras presiones, proporcionándoles así una mayor resiliencia para hacer frente a los cambios globales actuales.
 
El Convenio OSPAR ha sido un motor pionero para el cambio desde 1998, cuando la Comisión adoptó estrategias decididamente progresistas y ambiciosas para afrontar cuestiones de protección medioambiental, incluyendo el acuerdo de prohibición legal del hundimiento en el mar de plataformas de gas y petróleo.
 
Es hora de volver a hacer historia. Por el bien del Ártico y de la diversidad de especies que alberga, no podemos permitirnos perder otra oportunidad: los países presentes en OSPAR pueden asumir de nuevo el liderazgo medioambiental acordando medidas encaminadas a la urgente y necesaria protección del Ártico.

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